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Friday, July 29, 2011

TOCAMOS TECHO (VII): La columna de hoy de Paul Krugman

Para Paul Krugman los demócratas han cedido a una extorsiòn republicana que debieron haber rechazado. Y los medios, con su pretendida equidistancia, ocultan la situación real. Aquí su columna de hoy en el New York Times. Traducción de un servidor.
LA "LAVADA DE MANOS" CENTRISTA
Los hechos de la crisis sobre el techo de la deuda no son complicados. Los republicanos, en efecto, han tomado a los Estados Unidos como rehén, amenazando con debilitar la economía e interrumpir la tarea esencial de gobierno a menos que obtengan las concesiones políticas que nunca hubieran  sido capaces de conseguir mediante legislación regular. Y los demócratas - que hubieran podido rechazar esta extorsión por completo - han hecho todo lo posible para cumplir las demandas republicanas.
Como ya he dicho, no es complicado. Sin embargo, los medios no se animan a reconocer esta simple realidad. Los informes de prensa pintan a ambas partes como igualmente intransigentes y los expertos fantasean con algún tipo de levantamiento “centrista”, como si el problema fuera demasiado partidismo en ambos lados.
Algunos nos hemos quejado durante mucho tiempo por el culto del "equilibrio", la insistencia en retratar a ambas partes como igualmente erróneas e igualmente culpables sobre cualquier tema, no importa cuál. Yo bromeaba hace algún tiempo diciendo que si uno de los partidos llegara a declarar que la Tierra es plana, los titulares dirían "hay opiniones divergentes sobre la forma del planeta." Pero, ¿puede esa cultura seguir imponiéndose aún  en una situación tan loca como esta, en la que una de las partes está claramente extorsionando  y la otra sólo atina a regatear sobre el importe del rescate?
La respuesta, parece, es que sí. Y esto no es cosa de risa: El culto de “lo balanceado” ha jugado un papel importante en acercarnos al borde del desastre. Porque hay impunidad para el extremismo si cuando se informa sobre las disputas políticas siempre se da por hecho que ambas partes tienen la culpa. Los votantes nunca van a castigar la conducta escandalosa si todo lo que siempre se oye es que ambas partes la practican.
Déjenme darle un ejemplo: como ustedes saben, el Presidente Obama inicialmente trató de lograr un "gran pacto" con los republicanos sobre impuestos y gastos. Para ello no sólo optó por no cuestionar  la extorsión republicana sino que ofreció dejar de lado cuestiones prioritarias para los demócratas: aumento de la edad de elegibilidad para Medicare, fuertes recortes del gasto y sólo pequeños aumentos de la recaudación fiscal. Como Nate Silver señaló, aquí en el New York Times, Obama efectivamente se situó en una posición que no sólo está a la derecha de las preferencias del votante medio; ¡está a la derecha de las preferencias del votante medio republicano!
Pero los republicanos rechazaron la oferta. Entonces, ¿cuál fue el titular de la Associated Press sobre la ruptura de las negociaciones?  "Obama y los republicanos atrapados por la retórica inflexible." Un presidente demócrata que se inclina hacia atrás para hacerle lugar a la otra parte - o, si se prefiere, que se va tanto a la derecha  que corre el peligro de caerse- es tratado  igual que sus totalmente intransigentes oponentes. ¡Háblenme de balance!
Lo que me lleva a esas famosas fantasías sobre “centrismo”.
Para muchos expertos tomar  posición en el centro del espectro político es una virtud en sí misma. No para mí. La sabiduría no tiene necesariamente que residir en el medio del camino; quiero que nuestros líderes hagan lo correcto, no lo centrista.
Pero para aquellos que insisten en que el centro siempre es el lugar para estar, tengo un dato importante: Ya tenemos a un presidente centrista. De hecho, Bruce Bartlett, quien se desempeñó como analista de políticas en la administración Reagan, argumenta que Obama en la práctica es un conservador moderado.
Bartlett no está errado. El Presidente, como hemos visto, estaba dispuesto, incluso ansioso por lograr un acuerdo sobre el presupuesto que favoreciera fuertemente las prioridades conservadoras. Su reforma del sistema de salud es muy similar a la de Mitt Romney en Massachusetts. Romneycare, a su vez, siguió muy de cerca los lineamientos de un plan originalmente propuesto por la Heritage Foundation, que es una institución de derecha. Y bajar los  impuestos de los ricos al nivel que tenían durante “los felices noventa” no es una propuesta socialista.
Es cierto, los republicanos insisten en que Obama es un izquierdista que busca un total control gubernamental de la economía. Pero los hechos, si alguien decide informar sobre ellos, dicen lo contrario.
Así que ¿qué pasa con los rumores sobre un levantamiento de “los centristas”? Como yo lo veo, vienen de gente que reconoce el carácter disfuncional de la política moderna estadounidense, pero se niega, por alguna razón, a reconocer el rol unilateral que tienen extremistas republicanos en hacer que nuestro sistema sea tan disfuncional.
Pero esas llamadas nebulosas al centrismo, como la redacción de informes de prensa donde siempre se culpa por igual en ambas partes, son un gran lavarse las manos. El problema con la política estadounidense en este momento es el extremismo republicano y si no estamos dispuestos a decirlo estamos ayudando a empeorar el problema.


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